Es
importante recordar la responsabilidad de todo medio de comunicación para con
su audiencia. Un medio debe informar, orientar y por último entretener. En la
actualidad el orden de las prioridades se acomoda a la necesidad de engordar
los cueros llamados billeteras de los dueños de estos medios.
Es tanta la
necesidad de los medios que han deshumanizado la labor periodística, es más un
concurso por noticias “jugosas” que por noticias reales; y cuando digo reales
me refiero a información de relevancia e interés para el pueblo no notitas de
lleva y trae o esos penosos “copy paste”.
Tenemos un cuarto de tiempo/ espacio
para notas rojas que no dejan más que la triste sensación de que vamos para
atrás en lugar de avanzar como sociedad. El otro
cuarto que queda son noticias sobre la actualidad política y económica del país
que pierden más de lo que informan, noticias inconclusas llenas de comillas de
suposiciones y nada de contenido que le permita al ciudadano poder formarse un
criterio objetivo de “x” o “y” situación.
Nuestros
periodistas (no generalizo porque sé que no son todos) actúan como proxenetas
de la noticia, permitiendo que hagan con ella lo que al bandido le venga en
gana con tal de recibir unos 20 pesos para sobrevivir. Mientras tanto al pueblo
hondureño lo hacen más burro, lo digo sin ánimos de ofender, con tanta mentira
e información tergiversada que actúa como velo que no permite ver con claridad
el panorama al que nos enfrentamos todos los hondureños.
Seamos
honestos, no todos se interesan o tienen la capacidad para poder acceder a
medios alternativos que les permitan tener un marco referencial objetivo, más
de la mitad de nuestros hermanos navega en el mar de ignorancia y muchos de
ellos ni cuenta se dan.
Como
comunicadores debemos tener claro que en nuestras manos está el poder de
cambio, informando y educando a nuestros compatriotas para que sean un pueblo
que tome decisiones en base al análisis de la información que le damos y no en
colores, como quieren los gobernantes y las argollas de poder.
Tengamos dignidad como profesionales y no dejemos
que terceros nos diga cómo decir “la verdad” hagamos nuestra labor con pasión y espíritu
solidario.
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